Como un sol que venga a los caprinos de la mañana
así mi ser se secaba al admirar la descuartizada faz
del borrego
soplado
como un globo la oveja grasienta mascullaba la pasión
de la vaca
y su martillazo craneano en su craneo la mascara de
los niños
como un sol que venga a los caprinos de la mañana
colgados
el cuero de nuestra casa arrimaba a las ratas y las
ratas de las piedras frías
vivían
en un sarcoma de kaposi los caprinos de las cortinas
de las sombras
agradecían
y los gatos la violada empleaba arisco de luz en la
chancra manteca
saludaban
los vegetales humanos fumaban en cripticos soles de
niño en
mañana
y yo tragaba sangre coagulada del dios de los niños
pelones sibilinos traumados
lloraban
hacíamos nuestro propio vida propia sarcoma de kaposi
avergonzados
gelatinizados jironizados llaman afuera atiende
leonardo
reumados adorados tabacados fumados
llorando
Era la muerte de los hombres vegetales contaminados
la niña desnucada en el tronco la muerta vegetal
argüía
claustrofobia en colmena calcinada los niños
jugaban
y así el día terminaba depravado
en la acerva del sarcoma de kaposí de nuestra propia
vida propia nuestra propia
alma.
Leonardo Murillo
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