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Location: Metropolitana, Chile

Nacido en 1984, Leonardo Murillo ha dedicado su vida a respirar el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Sus primeros cinco años los vivió cuestionándose las razones que tenían las tias del jardín para pegar cachetadas a quien no se durmiera en las colchonetas. Luego vendría el colegio, la educación básica en donde Jessica Arriet Ojeda, la profesora jefe, lo martirizaría en base a retos y humillaciones frente a sus compañeros. De quinto a octavo frecuentó la marihuana, el crack y la pobreza de una escuela municipal cerca de su casa. En el 2002 completó sus estudios secundarios para abocarse ha seguir respirando el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Administra y es uno de los fundadores del sitio y editorial www.poetica.cl. Fanático del ajedrez y la poesía, Leonardo Murillo come todos los días pan con algo pal pan y té, sentado en la cama a una distancia de treinta y siete centimetros entre él y su televisor.

Sunday, October 23, 2005

La secuencia de los pollos

La secuencia de los pollos

Anaximandro veía perplejo el jardín desde su ventana. Allí recordaba a su única hermana fallecida hace cuatro años. Nostálgicamente aparecían en su mente aquellas imágenes sueltas donde discutían el porvenir del mundo, en el cual reinaba la dictadura de un capitalismo en donde levantamientos genocidas llenaban las tapas de los diarios clandestinos. Mirando fijo el horizonte. Sintiendo en sus manos la caja donde se guarecía su pollo amarillo. Procedió a marcharse al compás de la penumbra. Las hojas volaban en aquel otoño melancólico donde las siluetas arremolinadas hacían el quite al pollo bien cuidado que el joven Anaximandro escondía bajo su chaqueta negra. La evolución de la censura es un aparatoso movimiento de sis y nos. En oleadas se van para volver según el gusto de aquella mayoría sin decisión que explicar, porque es una compacto pedazo de personas que viven su vida aparentando tener una exquisita manera de actuar como conservadores de lo conservador, ¿no es cierto Pliplup? ¿O no crees que se contradicen al querer libertades cuando tienen prohibicionismo? ¿O quieren prohibicionismo cuando tienen libertades? Este es un tema bastante candente. Me gustaría discutirlo con la Satripa, mas tú sabes que ella prefirió ir a combatir y quizás no regrese. Mejor quédate y sigue durmiendo allí acostadito, pensando en la nada de no tener nada y ser algo. Granjeándote junto a tus turuturus amistosos. Comiendo maíz en el potrero del tío Jones. Anaximandro subió al metro y observó un grupo de góticas que caminaban por la orilla de la vía sin miedo a caerse. Percibió el profundo disgusto al no poder escapar del tumultuoso arrebato individual que las animaba fusionarse con la muerte. Mira Pliplup, como se consideran así mismas hijas del escape multicolor, no como ella sentada leyendo un libro. Su cabello negro y la mirada abatida atenuaban mis interjecciones analísticas, ya que era distinta a las demás. Sus anillos medievales más los aros circulares me imponían una puesta en escena bastante críptica. Una imagen lógicamente femenina del escape multicolor, era el argumento más contundente del por qué cayeron a las eléctricas fauces del metro. Mira Pliplup como se achurrascan ante la mirada impertérrita de la muchacha !! Mira cómo las atropella el metro. Ella sigue leyendo.

Trodorovies se levantó para darle el asiento a una señora. Grande fue la sorpresa cuando esta se lo dio a una niña que tiernamente degustaba su helado con una fruición portentosa. Trodorovies se sonrojó pensando lo peor para su atormentada persona. No había futuro admisible ya que su intelecto era inefablemente roído por esa situación ridícula en la cual la niña se convertía en objeto de repulsión y odio. Llegarían tarde o temprano a la estación en la que todos bajarían. La decisión ya estaba tomada. Una senda patada en el culo seria la venganza apropiada ante semejante ignominia. Trodorovius sacó su pañuelo castellano para lustrar la punta de su bota. El metal relucía como cuando recién lo compraron, recordaba a los niños morenos que le vendieron esas botas militares en el persa bio-bio.Con un dejo de asombro vio la luz roja que inmiscuía en sus oídos un ruido parlador. Hablaba del regocijo ante el lloriqueo celestial de la niña burlona.

Anaximandro no quiso esperar el jaleo de la extracción de los cuerpos y decidió irse a tomar una micro. Viajar en micro junto a su pollo Pliplup. Qué nauseabundo, ¿lo sientes Pliplup? No sabes cómo aborrezco este olor a chicle podrido. Yo sé que los chicles no se pudren, pero esto es un seudo aroma gástrico que te empaña la mentalidad. El motor vibraba astutamente, como queriendo vengarse del tratamiento del chofer gordo y abigotado que clamaba más espacio a los pasajeros. El calor era cataplasmico, o sea, la ropa se te pegaba al contacto con la piel. Mira al niño como pide una bolsa! Sucedió lo tradicional. La bolsa llegó tardíamente, vomitando a la madre que vociferaba garabatos rabiosos, refunfuñando el por qué no se aguantó unos segundos más. Mami, si traté pero no pudweeeerggg. El niño estaba rojo como tomate y todos miraban atentamente, alelados ante esas arcadas dolorosas.

Calla hombre, tu vida es un golpe duro como el ladear pensamientos antiguos donde se ve la desconfianza producida por creer. Aquellos seres no viven con nosotros sino que son científicos que te examinan. Tú eres el conejillo de indias que, corrompido por su propia madre, huye perdiéndose en aquel paseo ahumada que deja respirar pero que muestra la libertad tal cual es. Esto no existe, vives en un medio maquinado por los goleadores de la tecnología
¿como en matrix?,Si, idénticamente a matrix. Pídete un helado que yo te lo pago.
Tío Mandragocrates...y si vivimos en una realidad virtual ¿porqué cuando me caí jugando a la pelota, me dolió mucho?.Pero acaso no viste matrix? ¿No me estás dando tu mismo el ejemplo conciliador de opiniones? Pero tío, recuerda que quería cabritas y mi mama me llevó a comprar, al volvernos nos equivocamos de sala y estuvo muy bueno Pocahontas.No te pienso explicar, que te lo diga tu madre que es la responsable. Estúpida Ateneaclides, qué se cree la tonta al no enseñarte la real situación de tu existencia.Pero tío, ¿cómo saldremos de matrix?Si no ves matrix estarás cagado por el resto de tus días.
Anaximandro escudriñó la mirada del heladero que ofrecía sus productos con la atención a sus paraderos, sin desviar la vista a la bajada que le proponía más venta. El ofrecer helados era su deleite y su coraje por más monedas en el banano. Ya eran las 3 de la tarde con 16 minutos y podía componer mejor la línea blanca que no terminaba. Aquella vereda que avanzaba como cuando anduvo en tren y las piedras se volvían lentejas molidas. Oh! Pliplup, qué va a ser de nosotros cuando no quede nada de esto. Qué será de esta vida que tiene aristas intermedias, solapadas y andrajosas exteriores que nada bueno hacen, por el creer que algún nivel tienen, embruteciendo la idea de pertenecer a la injusticia nacida en casa chiquitita.Eso que me estás pidiendo es muy difícil Pliplup, ¿cometer un atentado?, ¿sacarle la metralleta al tío Plutoipicuro para matar a mansalva en el paseo ahumada?, anda a un psicólogo mejor, acuérdate de los poemas que dijo la abuela Clotildlaton:

El matar es humano y el infierno es divino
y si mi pena por el que merodea se vuelve vidrio
habrán mas vidrios que tapen mi curiosidad
Es que no tengo boca que encuentre estepas
ni oscuras uñas empolvadas de risa
entre mi ilustre coincidencia oftalmológica
encontré un abismo de atractivo cristal oloroso
que comparé con la planicie monzón de mi engaño
Lluvia de cuchillos infantiles
aterrizando en el aeropuerto “abuela”
tomates antiguos me amarran alegres
a un tipo de mazorca color martes
me tienes que dejar entrar en el rancho de los pollos para ver el pollo que te estoy dando y ser botella verde en el estero
Llegaré a ti para que hables con el pasto verde
y el dormilón de tu caja guarecida en pantanal
pero decídete de una vez ser agua en la llave
o existencia bajo el poso
o tenue brisa de escupos hermanados
o manos volantes que sacan pan
o depresión por las coplas...
a la pronta masacre.

Leonardo Murillo

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