un grano
No quiero mujer, déjame tranquilo, estoy súper cagao de hambre!
Emplázame las ganas de alimentar a los niños. Esos seres entrañables que creamos para ser nuestros sustentadores, esos héroes celebres que vivirán y respirarán con sus cuerpecitos llenos de sangre. Nuestra sangre hombre flojo, sale a pescar. La mar está linda pa' navegar...¿quieres comer un curantito con chapalele? Anda a traerme lo que necesito; levántate hombre flojo, sale a pescar!
Oh fealdad playera del niño en la arena. Secándose sus lagrimas tristes como la fría agua de las olas en un atardecer ancestral, salado, con gusto a perfección. Primera humillación de un día alegre, desgarrado, con el lapso aparte. Contando arena la conclusión ilusionada del pobre, del pobre. Radiantes imágenes rebalsadas de costa. Nudo maldito, por el laberinto oscuro tragando, en la mirada hermana de las olas, la desesperanza provocada por la mayor cuantía.
Obnubilación espacial, amarrando al deseo de arrancar el taladre invocado por la mirada seguida al reflejo del maldito aparato. Qué bonitas son las olas, el sol, el sol, quema y las olas llegan y el niño se transforma para que se extinga, gracias al pasar y borrar.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home