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Location: Metropolitana, Chile

Nacido en 1984, Leonardo Murillo ha dedicado su vida a respirar el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Sus primeros cinco años los vivió cuestionándose las razones que tenían las tias del jardín para pegar cachetadas a quien no se durmiera en las colchonetas. Luego vendría el colegio, la educación básica en donde Jessica Arriet Ojeda, la profesora jefe, lo martirizaría en base a retos y humillaciones frente a sus compañeros. De quinto a octavo frecuentó la marihuana, el crack y la pobreza de una escuela municipal cerca de su casa. En el 2002 completó sus estudios secundarios para abocarse ha seguir respirando el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Administra y es uno de los fundadores del sitio y editorial www.poetica.cl. Fanático del ajedrez y la poesía, Leonardo Murillo come todos los días pan con algo pal pan y té, sentado en la cama a una distancia de treinta y siete centimetros entre él y su televisor.

Sunday, September 17, 2006

Gólgota

Cristo, cerviz de noche: tu cabeza
al viernes otra vez, de nuevo al muerto
que volverás a ser, cordero abierto,
donde la eternidad del clavo empieza.

Ojos que al estertor de la tristeza
se van, ya se nos van. ¿Hasta qué puerto?
Toda la sed del mundo te ha cubierto,
y de abandono toda tu pobreza.

No sé cómo llamarte ni qué nombre
te voy a dar, si somos sólo un hombre
los dos en este viernes de tu nada.

Y siento en mi costado todo el frío,
y en tu abandono, a solas, hijo mío,
toda mi carne en ti crucificada.


Miguel Arteche



En este poema se advierte una cristiandad asumida y profunda. El marco en que esto se vierte es el de la reiteracion de la imagen del cristo crucificado. El poeta expresa su sentimiento un viernes santo y se remonta al Golgota; el nombre del monte a las afueras de Jerusalen en el cual fue crucificado Jesus, segun la tradicion cristiana. Golgota es el nombre de este poema. Asi comienza. De esta forma al lector se le introduce en la variada dimension de significaciones que pueda sustrerse de un nombre de gran connotacion para el cristiano. Es entonces como en el primer verso se inicia con la mencion de Cristo, cerviz de noche:, que constituye una gran imagen en la cual se condensan todas las visiones posibles del hombre crucificado con la mirada y la cabeza caida. Porque si alguien se pone pensar en Jesus crucificado, lo que advendra a su mente no va a ser sino algo muy similar a Cristo, cerviz de noche:. Entonces tenemos a Jesus crucificado en la noche, con la columna vertebral prominente y llamativa a los ojos y el poeta nombrandolo asi para decirle: tu cabeza al viernes otra vez, de nuevo al muerto que volverás a ser, cordero abierto, donde la eternidad del clavo empieza. Palabras que ingresan a la dimension de los constantes viernes santos de la humanidad, en donde el ritual del recuerdo al muerto se levanta como la reiteracion de las palabras: otra vez, de nuevo, volverás y empieza, que son a fin de cuentas el relieve aunador de la estrofa. Y esto debido a que signan los elementos que hacen del cristo crucificado y el viernes un ciclo de continuas emociones que son comunes a los cristianos. Las mismas emociones que se reiteran cuando el poeta dice: se van, ya se nos van, en relacion al estertor del hombre en la cruz. En este sentido la concurrencia de un gradual fusionamiento de los cuerpos es visible, lo cual permite hacer resaltar la idea de que estamos en presencia de un poema en el que se expresa una experiencia mistica. Y la senda que continua es la del preguntarse en este trance cual es el puerto de llegada de los ojos del estertor de la tristeza. En un modo gradual que va tignendo progresivamente de encarnacion cristiana al hablante. Toda la sed del mundo te ha cubierto, y de abandono toda tu pobreza. Dos versos en los se repite el termino toda pero cubriendo espectros atingentes a la vision de Cristo en la cruz para los cristianos. El sediento y abandonado por el mundo. El hombre que en la continuidad del poema se hace uno solo con el poeta, el cual siente su presencia en su cuerpo y declama No sé cómo llamarte ni qué nombre te voy a dar, si somos sólo un hombre los dos en este viernes de tu nada. Estamos en presencia de la antesala del Cristo en el hombre; el cristo en el poeta. Porque el poeta siente a su Cristo un viernes en su cuerpo. Expresa la comunion propia con la imagen. La imagen que en ese estado se torna un dialogo de solo dos entidades: el poeta y el Cristo, y que sin embargo es un momento de tal comunion espiritual, de tal misticismo, que al ser propia del cuerpo el poeta se atreve a decir los dos en este viernes de tu nada. Entonces, cuando ya estan implicadas en un mismo cuerpo las sustancias de Cristo y el poeta, este ultimo sufre lo que sufrio el redentor: la lanza por el costado de su cuerpo. El poeta se muestra sufriente, con frio en el costado y abandonado; sientiendo en si mismo la crucifixion.

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