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Location: Metropolitana, Chile

Nacido en 1984, Leonardo Murillo ha dedicado su vida a respirar el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Sus primeros cinco años los vivió cuestionándose las razones que tenían las tias del jardín para pegar cachetadas a quien no se durmiera en las colchonetas. Luego vendría el colegio, la educación básica en donde Jessica Arriet Ojeda, la profesora jefe, lo martirizaría en base a retos y humillaciones frente a sus compañeros. De quinto a octavo frecuentó la marihuana, el crack y la pobreza de una escuela municipal cerca de su casa. En el 2002 completó sus estudios secundarios para abocarse ha seguir respirando el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Administra y es uno de los fundadores del sitio y editorial www.poetica.cl. Fanático del ajedrez y la poesía, Leonardo Murillo come todos los días pan con algo pal pan y té, sentado en la cama a una distancia de treinta y siete centimetros entre él y su televisor.

Monday, September 11, 2006

11 de septiembre del 2006 y caen los humanos desde los helicopteros al mar y desde el edificio al suelo de ketchup

"Son grandes noticias. Ya era hora de que alguien le diera una patada en el culo a Estados Unidos. Aplaudo esta acción. Quiero ver cómo Estados Unidos desaparece del mapa"

Estas fueron las palabras que concedió Bobby Fischer a una radio filipina. Fischer y la rabia contra su patria y mi propia rabia saliendo de las burbujas rojas; mi hocico proyectando la bota y los suplicios del maniatado. Victor Jara cantando Jai jai y yo el 11 de septiembre del 2001 llegando desde el colegio a la casa para recibir el comentario con mano en la boca de mi madre "Leo, hay guerra hay guerra". Mi mami observaba mis facciones mientras me sacaba la mochila y me dirigía a la pieza para detener mi pupila en la lentitud con que el avion aterrizaba su explosión en las torres..."hay guerra, hay guerra". Estaba al lado de mi padre, quien solazaba su hallazgo de un nuevo rumbo para la historia, con una sonrisa inefable, única, cuya curvatura me expresaba la poesía del mundo.
Jorge Hevia se rascaba su nariz totalitaria, y entonaba la voz como si ya estuviera acostumbrado a estos azares, "le daba seriedad al oficio". El regreso de la historia al planeta, los cuerpos cayendo desde el edificio hacia el suelo de ketchup, alaridos, las torres derrumbándose por el "matinal de Chile", ese que entrevista a los sopaipilleros, a los obreros de la construcción y a los sujetos que esperan la micro en el paradero.
Luis Miguel de fondo, cuando calienta el sol para terminar el despacho de un periodista enfermo. Vamos a comerciales, la tanda de la escisión de un núcleo pesado en elementos más ligeros mediante el bombardeo de neutrones estrellandose contra los ojos de la corbata del colegio y la mirada de los inspectores en esa mañana en que nosotros no teniamos pico idea de lo que sucedía. Y la mirada del inspector sospechosa, como sonríendo nuestra ignorancia. el guatón pelado del inspector caminando como individuo feliz de su existencia y mirándonos con esa mirada de dientes afuera, amarillos.
Y los apagones en la tarde, y las velas para que conversemos más a fondo acerca de nuestras leseras individualistas, familiares y digestivas. Como dice mi amigo poeta Pablo Yañez "yo quiero ser dactilar" o "noventa grados al sur yo tengo un orgasmo de pena"...noventa grados al sur yo tengo un orgasmo de pena. Son grandes noticias. Ya era hora de que alguien le diera una patada en el culo a Estados Unidos. Aplaudo esta acción. Quiero ver cómo Estados Unidos desaparece del mapa.
Portando en mis manos un cartel de detenidos desaparecidos. Alguien me lo pasó cuando me colé entre los marchantes. siendo un lutario con el luto en las gueas, quedándome en un minuto de silencio para Morandé 80, mirando la estatua de Salvador Allende para encumbrarme al lado y ponerle su corona de flores a pedido de unos turistas. Ver el rojo de la mejilla de raul Sohr cuando lo entrevistan y un sol vomitando su asco en el Terrible Chile.
En el Terrible Chile van cayendo las verguenzas de la madre del síndrome de dawn, o por qué te arrancas mi niña con labio leporino, o la pelada de sandy cuando tenía que volver a declamar el chiste de los minusválidos. O el Terrible Chile tomando té con los políticos para sangrar más sangre por el culo del perro. El perro cierra sus parpados para que le salga el mojón por el culo; el mismo esfuerzo que hace María Paz Ñuñez para no mirarme a los ojos cuando me encuentra vendiendo cachureos en la feria. El mismo esfuerzo de los hermanos Pirula para reclamarle al Terrible Chile la razón de su desafortunado apellido ¡y me lloran las mofas a sus carnes!.
En ese esfuerzo del perro para que salga su mojón por el culo se hallan las primeras visiones del micrero cuando comienza su stress que lo revienta en el momento en que me saca la madre en mi cara. Y la bota del militar oyendo el último Jai Jai de Victor Jara y su rostro de curvatura; provocando la explosión y la destrucción total dentro de su perímetro con guitarra.

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