Escritos de principios del año 2003
Tenía la capacidad de presenciar la estadía en un Jumbo. Sentía la densidad de un aire especial que circulaba por la vena visionaria. Era el topetón fuerte y camaroteal del que se sorprende y a la vez esta sedado por el calor y la pasividad. Salir de los sacos de dormir para bajar del Jumbo inabarcable de miradas a bolsos verdes. Viene allí el camión mecánico de merlin y Oli. Subamos y subo solo. Se configuran los hilos más los mini carruajitos. Con nostalgia de carretes volantineros. Sentirse acompañados por los actuales personajes de la historia real y no reconocerlos como tales, sólo sentirse acompañados. Llegar a un Linares llano, verde, con un monolito café de troncos variados juntos a cerros lejanos y mesas de ajedrez. El bajar, el bajar dejando atrás para dejar atrás. El decir, el decir yo estuve aquí como un murmullo que concibo por mí. Ella, ella espacial que me toma o yo la tomo a ella para acompañarla y acompañarme donde yo conozco. Los pasos, los pasos son metros de alcance para doblar por la muralla blanca que toca el camino del polvo.
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