Llegué como un extranjero a una tierra donde se libraron batallas mortales, con mucha muerte, como Placilla. Era el cemento de Quinta Normal el saudade preciso de las lenguas de lágrimas y las diatribas que el humo de los sandwish de potito no pudo difuminar. Me adentré a este parque y la imagen del Centro Cultural Balmaceda 1215 apoderóse de mi santo destino. Vi y saludé a Tamym Maulén oscuramente, con el velo de las lecturas literarias de los talleres. Lo único que alumbraba la escena era la fila de poetas jóvenes, sentados para leer sus poemas, elegidos por el criterio poético del director del taller, Pablo Paredes. Me alejé de Tamym como quien se aleja de los postes al caminar, y el poeta aceptó mi alejamiento porque así es la vida humana en el mundo, pasamos y olvidamos, y el sol es puntual todos los días, según Pessoa. En las graderías, como hinchas de futbol de tercera, distinguí las formas del rostro de Gonzalo Geraldo y Felipe Kong, los poetas elementales con una mano en la pera y, en el caso de Geraldo, con sus lentes, chasca y las piernas una sobre la otra. Los saludé entusiasmadamente, porque parece que así soy yo. Saqué mi paquete de maní y les convidé a la cavidad de sus manos, que me mostraban como si quisieran beber agua de las piletas de mi visión de mundo. He acompañado a los otros en sus iniciativas. Me vi fumar y beber junto a ellos. Me vi acariciar la mejilla de una mujer hermosa, y es probable que todo se diluya en las crónicas, con el aguarrás de los poemas y narraciones tonsuradas por el cánon.
Gonzalo Geraldo es un poeta joven, que por lo mismo no ha tenido nunca sexo en su vida, pero manifiesta poética y vitalmente ese "fracaso". En su lenguaje impera un compromiso con su existencia, y eso yo lo valoro. Quizá nada tenga que ver con nada...
Cuando nos emborrachamos, los poetas nos convertimos en hablantes.
Gonzalo Geraldo se puso a manifestar la postura de ese hablante fracasado sexual, y se llevó la parada de carro de la fémina de piel suave.
Gonzalo Geraldo no quizo hacer llorar a su hablante.
En las micros del transantiago, hablantes de la poesía cuestionan que un auto no sea nissan o Lada.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home