Discusión de declaraciones
saludos! echenle un vistazo a esta declaración para manifestar en el campus.
respondan en forma rápida por favor.
adios!
gonzalo geraldo!
PD: se lo pueden enviar a fabricio(no tengo su email)
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DECLARACIÓN PÚBLICA DE REPUDIO ANTE LAS MANIFESTACIONES DEL VIERNES 24 DE AGOSTO EN LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE
“HACER PATRIA EN LA POESÍA CHILENA”
Bruno Vidal
Sin dios ni ley es el verdadero eslogan de la poesía, que convive y grita en la calle con el rostro descubierto y por descubrir. El/la poeta no juega con soldaditos de plomo ni muñequitas, y menos a ser un hijo de la rebeldía.
Desde las grandes alamedas en la que todos solemos pasear, abominamos con furia los actos edípicos de la revolución antihumana. Reímos con los dientes careados ante la irracionalidad de una capucha, vomitamos sin vergüenza decenas de molotovs y pateamos con ira sus lacrimógenas.
Las Fuerzas Armadas y de Orden dan las disculpas pertinentes a los invitados/as (poetas y público incondicional) por el patético reality show acaecido durante tardías horas del viernes pasado.
Gonzalo Geraldo Peláez
Juan Carlos Vergara
Leonardo Murillo
Pablo Lautaro Yáñez
Fabricio Badilla
Organizadores del evento cultural ENCHUFA
¿lloraría de alegría con los golpes de un paco?
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respuesta de pablo lautaro:
Si bien creo que es MUY necesaria la declaración pública, el repudio al actuar de los capuchas y todo aquello, me desligo del todo de aquella, no quiero tener nada que ver con ese modo de manifestar las cosas porque no dice relación con lo que creo, atenta concra eso, ni menos estoy de acuerdo en el modo que se dice(no me gusta la ironía ambivalente del Geraldo): no aclara nada , no cuenta bien lo que pasó,se queda en ser provocación de niñito que quiere miradas con cosas provocativas, en fin, no excede la (i)racionalidad del capucha: ¿Actos edípicos?, luego de cabecearme logro pensar que el acto edípico es algo así como luchar para obtener justamente lo contrario a lo que se pretende, y aun así, es ambiguo, dice poco, adorna(suelen haber, además de l lac, exegetas de las declaraciones públicas); en "revolución antihumana" no se entiende si acaso es la revolución de los capuchas o la revolución en general, etc; dando pie a esas ambigüedades shuperloquitas da lugar a creer que apoyamos la despolitización de la poesía, y a mi juicio, del color que sea, la poesía suele ser hija de la rebeldía, al menos la buena poesía: bien efectuada puede ser más radical que una molotov. Así pienso, que expresándose así, en
monólogos tanto de capuchas como de poetas, el conflicto asume formas más similares a peleas entre barras bravas, no marca la diferencia en ningún sentido. Si quieren sáquenlo, es cosa de ustedes, pero saquen mi nombre de las firmas. Desde ese punto de vista creo que se estaría despolitizando lo extremadamente político que era esto, político no en sentido de "ideologia", sino en el de conflicto de poder, como bien lo decía juanga, de agarrar espacios para los poetas, espacios que siempre lo han utilizado los de siempre y que nos correspondía a todos darle forma.
Opimo también que sería justo que llegase a las manos de Fabrizio badilla que no figura en la lista de Mails y su nombre aparece ahí, él debiese aprobar si está en acuerdo o no.
Además habla de las lacrimógenas como los capuchas los que la tiran("pateamos con ira sus lacrimogenas" donde ese sus es el sus de los capuchas), y eso niega el condenar la irracionalidad del paco, pues todos sabemos que se exceden, que tirar lacrimógenas al ágora, a la cancha, etc. es una weá que comunmente la hacen por webear tan sólo(y que hayan tirado lacrimógenas brígidas). No justifico a los hijos de puta que nos cagaron el evento, son igualmente irracionales: los repudio, entiéndase. Digo, entonces, no es aminorar la responsabilidad de estos weas pues los pacos no actuarían si los perros de mierda no los provocan, no obstante considero un error negar que los pacos se exceden y eso no es de extrañarse, pues siempre ha sido así.
Por tanto, valoro el ímpetu del Gonzalo al haber tenido la weá lista, pero siempre me han molestado sus modos y no me interesa adherir a ellos. Si quiere que sea su arte, su pará, su ironía, etc. está muy bien, no soy quien para decirle que los cambie ni para decirle como ser arthishta loquito provocador a nadie, pero yo no quiero ir en esa declaración, pues no me "dice". Es justo que si ustedes quieren decir las cosas así, lo hagan(Juanga y Geraldo), fueron los que más trabajaron, y pueden decir lo que quieran. No me gusta jugar ni a ser milico ni a ser fuerza de orden por muy colorido que sea poéticamente hablando. La ironía y la provocación brunovidalesca(no me refiero sólo al epígrafe, sino al fetiche del buen gonzalo con creerse milico, paco, reaccionario, etc) puede tener hartos pros, poéticamente sobre todo, pero en cuanto a esta situación, es más lo que se pierde que lo que se gana.
En fin, si están decididos por sus ímpetus juveniles a llevar a cabo eso,
pueden hacerlo y probablemente yo también haría una declaración con Fabrizio si quiere. Mi intención no es dividir aguas, generar rupturas y desconocer el trabajo que se efectuó de tan buen modo(los felicito cabros, realmente lo hicieron MUY bien, excelente, sobresaliente) pero para mi los principios importan aunque seguramente para ustedes eso sea algo sin sentido, no me olvido que son profundamente postmodernos.
Me despido afectuosamente.
Pablo
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respuesta de leo:
A
Pablo Lautaro
Gonzalo Geraldo
Fabrizio Badilla
Juan Carlos Vergara
Hoy me reuní con cierta persona muy mentada en mi interior. Me reuní con un amigo, día sábado en la mañana, después de haberme ido de la casa de ingeniero con las lagañas y el sabor de mi boca no muy alagueños que digamos. Pensé en la micro acerca de estas cosas que ocurren, los sinsabores de esos pensamientos a los cuales uno tiende a calificar con palabras, esa proyección nebulosa de lo ocurrido un viernes 24 en la noche, un día frío con lluvia similar a las lloviznas que humedecen los muslos del pantalón. Con el cáncer blanco repartido en los alveolos, y la experiencia del caos y las palabras que poco de racional tenían, porque la lengua a veces rehuye de los actos físicos incomprensibles. Cada uno de nosotros tiene un cerebro que usa para impartir las órdenes que las reflexiones concluyen. Yo concluí la misión de parlarles algo como mi propia declaración pública, abierta a quien desee leerla, importándome más expresar las imágenes y pensamientos de lo experimentado, antes de hacer juicios que tenganíndoles resolutivas y de discusión que portan ligeros hálitos de absurdo, porque, si uno lo piensa bien, nos vimos enfrentados a un ejército de descabezados cuya significación va más allá de lo que nosotros podamos hacer como estudiantes y poetas. Piensen que esa inocencia del que va a escuchar poesía se fue corriendo porque el blanco le irritaba el sistema respiratorio, y que el blanco fue el producto de una tensión que a indistintas áreas de la materia gris lleva a friccionar posturas acerca del mundo, visiones. Entonces, para ahorrarme el pack de galletas que pueda lanzar en torno a esa postura
que pueda tener (un pack que aun no está conformado porque merece más detenciones en los escaparates de las multitiendas, más reflejos de mi rostro y de lo que soy), pasaré por alto, por ahora, en esta como declaración pública, mi cotorreo político, filosófico o de cualquier variante (y aunque lo haga y caiga en contradicción, pido que estas sean asociadas a mi debilidad intelectual).
En nombre de mi persona, Leonardo Murillo, ese joven que algunas veces levanta la mano para saludar, pido disculpas por haber sonreído y haber mostrado mis ojos luminosos para un evento en el que ofrendamos nuestra fe en algo. Suena injusto eso de pedir disculpas, involucrar la culpa en situaciones de las que no tuvimos la culpa, pero yo no me siento bien por lo ocurrido, en palabras tengo que verter la emoción de no haber podido terminar el evento como lo esperábamos, la emoción
de no haber querido que esa mujer hermosa respirara el blanco de la lacrimógena. No sabía que era lo que sentía, como ganas de reír o de entristecerme. No sentí tristeza, era como una desesperación de perro ciego, que ladra y ladra porque no entiende el hecho de que ya no ve más. Puede que impotencia haya sido la palabra. Estaba afuera en el momento de lo ocurrido. Mirando la bajada de los autos al ágora, fui el atalaya que esperó por un rato la llegada de Bruno Vidal. Después aconteció el caos. El blanco por todas partes y la decisión súbita por parte de todos de huir no se sabe dónde, lo más lejos posible, al aire. Nos vimos con lágrimas presuntas. Decidimos con Lautaro decirle unas palabras a Eduardo Llanos, unas palabras de sujetos no tan resistentes. A Llanos lo saludó un alumno y nosotros con Lautaro nos
diluímos, caminando hacia atrás, como cuando Homero vio a Apu engañando a su esposa. De repente Lautaro se fue y vi su espalda alejarse de mi postura de sujeto poco resistente, que espera algo. Al final no sé si llegó Bruno Vidal, al final era tal el despelote que no sé si habrá preguntado por el evento. Schopf se preocupó por el asma de Pepe Cuevas, quien se fue de inmediato. Lo último que se supo de Schopf fue que lo vieron corriendo. Gonzalo Geraldo tenía cara de perplejo. No se deshizo en horas de una carpeta con el cronograma, una carpeta amarilla donde estaba la hoja de lo que nunca fue, pero que soportaba la lluvia y Geraldo la llevaba en su mano como si todavía faltaran poetas por presentar. De repente la tinta de la hoja empapada, la tinta de las palabras, nuestra ofrenda a la fe en algo, se corrió como llorando maquillaje. JuanCalamitoso aun mantenía su ímpetu. A mí me daban ganas de abrazar a Geraldo, a JuanCalamitoso. Quizás haya querido que me abrazaran. Pero ellos no me abrazaron, ellos estaban, parece, con la misma ensalada en el cerebro. Llegamos un lote como de veinte personas a artes. Allí las niñas de segundo se fueron con sus conversaciones grupales, con sus aros y bufandas mojadas, pero seguían conversando, como si hubieran vivido no sé qué, y lo estuvieran manoseando con opiniones. Quedamos como diez personas, entre ellos juanca, geraldo, pablo campos y yo, y el devenir nos llevó a donde está la mesa de ping pong de Artes, lugar en el que
encontramos el grupo de felipe kong, quien de inmediato propuso que leyeramos. Ocupamos un pequeño proscenio. Y leímos, siguiendo imaginariamente lo que podría haber sido. Yo andaba con el bolso de Fabrizio Badilla, el inmortal. Porque a Fabrizio no lo vi, pero llevaba su bolso como si hubiera sido la espada de Duncan. Juancaca estaba con su polola, y no quiso hacernos el baile del gorila. La mirada de juancaca era media excéptica, como si le faltara una estructura discursiva más para explicarlo todo. Mientras tanto tiraba ánimos y derrochaba esa sangre, ese ímpetu que caracteriza a este weón. Llegamos a Las Encinas con Macul, lo último que me dijo Geraldo fue que el próximo evento deberían animarlo otros. Pero yo le repliqué
que todo había sido parte de lo que fue, y el relieve es de nuestra completa pertinencia. Que fuimos lo que llenamos el auditorio, los que trajimos a Schopf, Pepe cuevas y Llanos y un Bruno Vidal que se tuvo que levantar de la cama y que llegó tarde y se perdió el rock and roll, un bruno vidal que puede que nunca haya tenido las intenciones de llegar, pero que estuvo en nuestras imágenes inocentes como el que iba a leer. Que la imagen que tengo de Schopf con su atuendo verde y
el bolso de cuero café corriendo hacia la nada es algo que nunca me voy a olvidar. Que esto merece una revancha física, con toda la buena fe ofrendada. Que a pesar de que no resultó, fue una experiencia que estas personas no van a olvidar y que tendrán en cuenta para un próximo apoyo de presencia y oídos para escucharnos.
Que hay que pensar en lo que haremos para darle con esa misma informalidad y seriedad. Que las declaraciones públicas ya fueron dadas en la calidad viva de lo acontecido. Porque algo que termina así, tan de sopetón, posee la textura de las cosas bellas de la memoria. La siguiente declaración pública tiene que ser un nuevo evento, que recoja y asimile artisticamente la imagen de lo que fue y lo que no pudo ser.
Atentamente a ustedes mis amados poetas-organizadores, mi manifestación, mi aprecio y mi aliento.
Leonardo Murillo.
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