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Location: Metropolitana, Chile

Nacido en 1984, Leonardo Murillo ha dedicado su vida a respirar el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Sus primeros cinco años los vivió cuestionándose las razones que tenían las tias del jardín para pegar cachetadas a quien no se durmiera en las colchonetas. Luego vendría el colegio, la educación básica en donde Jessica Arriet Ojeda, la profesora jefe, lo martirizaría en base a retos y humillaciones frente a sus compañeros. De quinto a octavo frecuentó la marihuana, el crack y la pobreza de una escuela municipal cerca de su casa. En el 2002 completó sus estudios secundarios para abocarse ha seguir respirando el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Administra y es uno de los fundadores del sitio y editorial www.poetica.cl. Fanático del ajedrez y la poesía, Leonardo Murillo come todos los días pan con algo pal pan y té, sentado en la cama a una distancia de treinta y siete centimetros entre él y su televisor.

Sunday, August 26, 2007

hacer del mundo una masa de plasticina con la forma de una dona

hace poco se vio malogrado un evento de poesía que hicimos con unos amigos poetas de la U en nuestra facultad: entraron los capuchas y todos nos vimos en la obligación biológica de huir de las lacrimógenas
lo que me da a pensar es que las carnes que somos nosotros tienen la solidez de una gelatina
el termostato inteligente de un músculo
una plegaria recogida de los labios del llorón:
partituras que subsisten en los confores de tu alma
cuentas y retrasos de pena húmeda
calando la farra de hartazgos de la lengua y el sabor de las mangas transpiradas
Una dona en tu corazón
una dona con la envergadura de las cigarreras que venden a docientos pesos en la feria
con los logotipos creados por la formación de las caries
la tapadura y la costra sanguinolenta de un tango de electrolitros que tapan las venas y me duele el brazo
me duele el brazo
hacer una dona con las prefiguraciones de la mueca
mirando el cielo celeste y profitar los ademanes del mimo
profitar en esa noche el sueño de lenguas menores y mayores atrapadas en la tela
en la tela como las manos del niño que le da maiz a las palomas con las manos juntas
y que empuñan en esa formación promovida por el tiempo
las lenguas carnes colgadas en los mataderos y en las carnicerías
las lenguas que la fe se atreve a calcular cuando callan

las donas me sirven como sombrero occipital
vamos a ver si el cuello nos venga de sus números

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