piedras
con el mirar perdido
en un salero quebrado
y disperso en el suelo
La triste evanecencia
porosa del mantel
y los codos rugosos
Me pregunto qué horas
serán de tanto tedio
y por qué no le importa
Pienso en el homicidio
que le cuelga en el rostro
como percha
en el closet
y no es superstición
con la mano en la pera
Pienso en el homicidio
¡y por qué no le importa!
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