Hablo y grito en la noche
La muerte de los simios era una marca de nacimiento, que increpó los sueños transpirados de la noche, en los que no ejecutaban partituras sino a niños extrovertidos, que nacían sólo cada tres años y lejos de la urbe, tus ojos.
Conoció una lengua porque cayeron de la bolsa de la feria a la manera de ajís putamadre, verdes y rojos como los colores. El cadáver fue hallado tiempo después. Le decían Juan de los pájaros y su cuerpo estuvo encerrado por tres meses antes de ser hallado por el Huesito. Lo mataron los huasos de moral de fierro-dijeron las voces que se pierden con el cielo y había que ir a trabajar en la frambueza y qué importa, qué importa.
Tu cara rompe con los cloroformos. El líquido me hace agua la boca y es jugo y cae hacia abajo como aceite. Le doy un besito, lindo beso como amor. Me aplaudes porque eres un grumo que estilizan los dibujadores. Yo le doy un besito, lindo beso como amor.
Cantan los claros, visión del sanedrín. Hacen sus colores de jugo en alcachofas como peces en el ojo. El ojo que es el verdadero bingbang cuando se despierta. Mutas y crece barba y te conviertes en la fecha de hoy día tanto tanto con tantos tantos segundos.
Cae mi baba al despertar. Es la saliva de Homero en el funeral de Grimes.
1 Comments:
Murillo, yo te admiro harto. Eso no me deja verte sin cariño y anula la cualificación académica que suelo hacer de los escritos de la gente.
No sé si sea weno o malo.
Abrazos amigo.
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