desmembrado suceso de los limbos Tlulilup!
El ojo del equino es una perla desprovista de los singificados consuetudinarios, y sin embargo puede tener el derecho de acercarse a pedir un dulce ambrosoli al niño que recolecta las moras en la mañana. Los niños de la mora, que no son Madeleine Mccane, mansan la boca a punta de látigos frutales.
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