muchos dicen
Me extraña, qué queris que te diga po camarita amiga. Cuando salgamos a las calles a levantar barricadas por la muerte de la oscuridad cagando en chata. Con su risa de puerco, y la señora "no, si estos comunistas no nos ganarán" y los hijos "no importa, papá, tú ya pasaste a la historia". Y el cadáver mostrando en el ataúd una sonrisa.
Nadie retratará en sus crónicas el lanzamiento de un huevo al carro fúnebre. Tantos carretes que se perdieron, la luz del huaso, "no te vayas a morir nunca", le dice el niño a su padre en el comercial.
La democracia...del mismo modo en que Rubén Darío exclamo "ay, la poesía"; yo digo, mejor grito, "ay, la democracia".
Pinochet piensa en nosotros y recuerda cuando le notificaron su detención en Londres. Su rabia, la misma rabia de la vulva vencida de su señora esposa. Y quería escapar, como el gargajo que salió de la boca de un manifestante, estrellándose contra la cara de Andrés Chadwick y la soberanía.
Los pacos ya no son seres a los que hay que gritarles garabatos y salir arrancando. El secreto de nuestros juegos, amigo del alma, el misterio del "Estatal, pasó por mí", con la mejor patada de tu vida.
Hagámosle un desagravio al capitán general, miremos con desprecio su estatua, la que pondrán muy cerca de la de Salvador Allende. Y mi nieto la mirará y luego le pedirá a su padre que vayan al Mc Donalds; "mijo, cuánta gueá no se escribió los blogs, ud no sabe cuánto revuelo causó la muerte del tírano...¿Big Mac?".
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