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Location: Metropolitana, Chile

Nacido en 1984, Leonardo Murillo ha dedicado su vida a respirar el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Sus primeros cinco años los vivió cuestionándose las razones que tenían las tias del jardín para pegar cachetadas a quien no se durmiera en las colchonetas. Luego vendría el colegio, la educación básica en donde Jessica Arriet Ojeda, la profesora jefe, lo martirizaría en base a retos y humillaciones frente a sus compañeros. De quinto a octavo frecuentó la marihuana, el crack y la pobreza de una escuela municipal cerca de su casa. En el 2002 completó sus estudios secundarios para abocarse ha seguir respirando el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Administra y es uno de los fundadores del sitio y editorial www.poetica.cl. Fanático del ajedrez y la poesía, Leonardo Murillo come todos los días pan con algo pal pan y té, sentado en la cama a una distancia de treinta y siete centimetros entre él y su televisor.

Saturday, October 22, 2005

el encanto de las grasas

Luego de una bienvenida fuera de lo normal, los palomos volaron a despecho. En cada mirada de los palomos las esferas del Dante temblaban a intervalos que en gran medida podían satisfacer los deseos de los jovenes leptosomáticos que caminan junto a sus pololas por el centro de Santiago. Si, allí se burlaban de las caras que esperaban al lado de un semáforo, apretando el botón que alumbra la frase “espere luz verde”, y mirando calientemente, como si allí habitaran los ojos de una persona muy hermosa. Mancebo lector de los suelos del metro, se molesta cuando sabe que debe darle el asiento a una señora de cuarenta años. Esa persona aborrece su cuerpo cuando mueve las caderas como un coqueto. A sus espaldas la gran ciudad negra, desorbitada, viva. Los ojos de un niño lloran mientras arranca de una perra madre. Quietas. Una vez fueron inquietas en los cerebros de los hombres quietas: pero un prurito de muerte en ellas, para contarme un cuento lacrimogeno al oído y para ungirme a vindicar su voluntad...Serenas. Una vez fueron inserenas en los gritos de las lavadoras serenas: pero secando lágrimas el niño y diciendo no llores mamita, no llores apoyada en la balaustrada, el ring del angelito aulló en medio del terremoto. Con todo, aprisiono la humanidad en mi puño. Con todo, aprisiono los claroscuros de la salvación de quien arranca con la mercancía en la bicicleta del tiempo. En la mañana. Silbando. Con todo, aprisiono la libreta de notas en la mañana escolar de tu vida. Como decopage. Atiéndeme los pegamentos del peluche arrancado de cuajo. Creo en la promesa de la biblia : "El que tiene sangre preciosa limpia mi corazón y otorga vida. El que tiene al hijo tiene la vida. "Y en cuanto tenga la oportunidad confesaré a Cristo delante de los hombres". Como decopage. Como decopage. Como decopage los niños miraban la bandera subir y cantaban el himno de su patria. Las manos atras juntas, enlazadas por el sudor de la sapiencia del canto y del himno de su patria. La patria, la patria besaba a los niños mientras cantaban a la patria. La patria del sol y la bandera que transporta los cariños de tu madre. La patria y la estrella se une a la tierra que pisas, el calor, el sol, los hombres. Había que cantarle a la patria. La patria y el terreno de miseria que recorres. La secuencia lógica. El existir. Quiero ganarme la libertad, el sonido del techo, el ruido que no se apaga. La beldad que disimula. La ciencia más exacta. Las ubres colgándole a las perras. Aquellas que reclaman: ámame, quiero ser tuya..."conquistame". Y el lacteo fluído se vierte del pliegue de energía oscura: la llave que no encuentras. La zarzamora de las cuatro de la mañana. Robar los momentos de inteligencia a las alimañas. Rebotar las pelotas tetra pack de los morenos que celebran el gol entre nosotros. La lucha de las clases de los morenos. Mi moreno, mi moreno juega a ser hombre entre los hombres. Y tú lo miras y esconde la cara. Es mi boliviano. Ella es la cocinera de la vega que me prepara caldo de pata. Mi boliviana, mi sangre, mi chocolita helado en desmedro de mi chirimoya alegre. Ella me raya la papa. Mi boliviana es parte de mi patria, y le debo el origen de la conciencia, le debo a ella y a la tierra, lo pasado, lo presente, y aún las edades venideras. Esta visión universal según el designio de su voluntad, es la conformación final del último salto en la carrera del transporte a un lugar más apacible: la nada absoluta.

Leonardo Murillo

Todos los derechos reservados. Copyright 2005. Santiago de Chile

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1 Comments:

Blogger CeCiCa said...

lei el about me ...
y me kedo en la mente
una pregunta....

¿kien es leonardo murillo?

11:06 AM  

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