Jiuston Mouer ocupaba la habitación treinta y tres de ese motel. Las cortinas eran rosadas y en el desván se aislaban las llaves de su auto 4x4 recién traído de Zaire. Jiuston Mouer escribía su diario de vida. En los pocos años que le quedaban tenía que dejar algún legado a las generaciones venideras.Nacido en Til til, Jiuston Mouer se desempeñó cuando niño como vendedor de mentitas en una concurrida calle de su ciudad. “Mentitas a gamba y a cien mentitas”, era el grito con el cual atraía a los automovilistas amigos de la amistad y de extrañas conversaciones que Jiuston Mouer paraba en seco por las recomendaciones de sus tíos, que daban por sabido que pervertidos existían por millares.Jiuston Mouer era rubio ojos claros, por ende estaba con cierta seudo marraqueta bajo el brazo, la cual aprovechó en la reunión que hicieron sus tíos con el director del colegio “Rocambola Mustralus de Dios A-124”, quien al verlo, se enterneció y aceptó de inmediato para que entrara a primer año básico en su galardonada escuela.Jiuston Mouer vivió en plenitud sus primeros años de la escuela. Recitaba poesía para el centro de padres y oraba por los niños raquíticos de Ruanda al frente del sacerdote Pepo, quien lo hizo su monaguillo especial. Llevando el legendario cirio sagrado del Pastor Rocambola Mustralus, Jiuston Mouer amaba su vida. También se sacaba buenas notas. Era el segundo del curso. Y sus compañeros lo elegían todos los años como “mejor amigo”, dándole regalos que Jiuston Mouer aceptaba con modestia.La poesía de Jiuston Mouer era nazi. Desde niño le interesó el campo de la raza aria. Es por eso que su primera antología la dedicó a los niños nazis de Alemania, que vivían encadenados a sus camas debido a una extraña enfermedad. Aquí les muestro un extracto de un poema de su abundante obra:
Los niños oncológicos de Alemania
Sudan vino y discriminación.
Discriminación.
Son los niños oncológicos que sufren.
Ellos son los niños
Discriminados por su pensamiento.
Niños:
La poesía está en ustedes y en la nación.
La nación de su poesía es erógena,
Erógena baila el folklore de su artesanía maravillosa:
La artesanía de los pueblos.
Yo los amo niños de Alemania,
Y me amarro a la cama de mi alma,
Por ustedes y la
Patria.
Jiuston Mouer ganó los máximos galardones que poeta vernáculo haya ganado jamás. Y de eso estaba orgulloso. Sin embargo la profecía de su muerte, hecha por un chamán nacionalista de marcado linaje, lo cambió profundamente. Es por eso que se escribe en tercera persona. Para ver si alguien, algún día, lo ingresa en los cánones de la literatura universal, antes de que tome el revolver que ahora ve en la mesa de su habitación, y dispare el chorro de sangre y cerebro que caen en las hojas donde reposa el grafito del siguiente poema:
Mi patria me amó y yo la amé a ella.
Es mi patria el cáncer que me aqueja,
O el cáncer de un augusto maestro:
La bella vida del inusitado fraile de letras,
El amor por la patria, el rojo, los hombres, el augusto maestro,
Nada.
Leonardo Murillo
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