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Location: Metropolitana, Chile

Nacido en 1984, Leonardo Murillo ha dedicado su vida a respirar el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Sus primeros cinco años los vivió cuestionándose las razones que tenían las tias del jardín para pegar cachetadas a quien no se durmiera en las colchonetas. Luego vendría el colegio, la educación básica en donde Jessica Arriet Ojeda, la profesora jefe, lo martirizaría en base a retos y humillaciones frente a sus compañeros. De quinto a octavo frecuentó la marihuana, el crack y la pobreza de una escuela municipal cerca de su casa. En el 2002 completó sus estudios secundarios para abocarse ha seguir respirando el aire que emanan los objetos construidos por el hombre. Administra y es uno de los fundadores del sitio y editorial www.poetica.cl. Fanático del ajedrez y la poesía, Leonardo Murillo come todos los días pan con algo pal pan y té, sentado en la cama a una distancia de treinta y siete centimetros entre él y su televisor.

Sunday, July 08, 2007

Acto poético

El acto poético puede llegar a ser tanto físico como escrito. Si yo me masturbo en los baños de la U pensando en las glorias del ejército, sería un acto poético si lo comentara con mis ejecutive trascenders, o me grabara y lo subiera a un servidor de videos. Aún no he llegado a realizar ese tipo de andanadas, pero más vale pájaro en mano que cien volando, dicen por ahí.
Hace poco estaba leyendo un cuento para niños de Alejandra del Río, y pensé en hacer una adaptación en donde la atención central fuera para una pregunta acerca del ser (se supone que el protagonista se volvía abeja, pero la idea es que se quede abeja para siempre y se olvide de sí mismo) pero como esta palabra es muy grande (como me han dicho por ahí, ni siquiera vale ponerla en cursiva, ni siquiera importa decir "ser humano" porque altiro me vienen con esas cantinelas del ser y la pregunta por el ser: una tandalada de gueas que contienen una pureza, porque se relacionan con el sujeto en el mismo nivel en que un pantano se relaciona con el líquido, o que un antimegalomanos oye por primera vez las canciones contemporáneas de Violeta Parra), preferí dejarla que volara en mis sueños. Paradojicamente coincidió justito. Anoche soñé que del material de las nubes confeccionaba un globo que me llevaba a distintas partes del orbe, pero yo iba a un mall de madera, otra parte más de ese mall de madera que acostumbro a ver en mis sueños. Era un globo blanco del porte de una bombita de agua, pero después se me perdía y había que ir a buscarlo. Estaba dentro del mall. No sé si se acuerdan de la película de los gunis en la que el pirata deja unos doblones de oro en una balanza y el guatón se los sacaba, accionando una madeja de gueas que hacían caer el barco con todo el tesoro, bueno, una guea parecida sucedió en el sueño, pues al sacar el globo accioné el mecanismo que hacía saltar una pelota de golf del tamaño de un sillón, que comenzaba a destrozar cuanto encontraba a su paso. Más encima el globo se estaba desinflando, así que lo tuve que inflar para volar y alcanzar a rescatar a dos cabras chicas vestidas con ropas rosadas. Al despertar me pregunté si mis alucinaciones de día me estarán haciendo mal, o si me estarán haciendo bien. Me acuerdo que vi las nubes moverse en un cielo rosado.
La toma de la U terminó con el poeta gonzalo geraldo bajándose los patalones hasta las rodillas. Un acto poético muy cargado. Porque representó nuestra decadencia de viles personajes jóvenes y soñadores, que queríamos ganar algo. Pero como siempre ocurre, la izquierda pierde. Es una guea archiconocida: la izquierda pierde, y pierde siempre. Como siempre lo digo, a mi modo bastante grosero que me carecteriza, nos metieron el dedo en el culo con sonrisa, y nuestros culos se dilataron y alcanzaron a meter el puño. Gonzalo Geraldo leía sus poemas con los pantalones abajo, mostrando sus boxer a cuadrillé, y yo me decía que no había nada que expresara mejor esta decadencia con olor a jipismo sin orear, a sonrisa forzada, a actores sin pega, a sexo entre piñiñentos. Hasta le quitaron el micrófono a un gueón de LAC, porque hablaba de las lecciones aprendidas tras esta derrota. Y las lecciones aprendidas, lecciones aprendidas con la cabeza acariciada. Ahora llegan los de la directiva con las sonrisas radiantes (no, si les parece muy bien que los estudiantes expresen sus inquietudes: pobres cara de raja. Se ponen su palmas bajo la pera: pobres cara de raja). Entonces por qué mierda tanto teatro de despedida. De las derrotas no se aprende nada. Las derrotas creo que hay que llorarlas y golpearse el pecho con rocas: yo por mi parte me considero un pobre weón de izquierda fracasado, un fracasado y lo único que falta es que me saquen de la casa los milicos, o que me saquen esos que permanecen en la u, mientras los estudiantes se van año a año, los que permanecen; los académicos que dejaron de ser materialistas dialécticos y se convirtieron en ejemplares de libros que venden a luca en la cajita de un librero que representa a las comunas populares.
Un acto se inhala y exhala. en mi caso yo me ahogo todas las noches, tengo que tratar de despertar: son ataques de asma creo. Me impresiona saber que estoy a punto de morir porque me falta el aire. Estoy fumando mucho menos cigarrillos, casi nada a la semana. Ojalá se me quite. Es como una agonía, intento que entre el aire al voltearme. Me golpeo la mejilla. De repente pum, logro despertar y con eso el aire. Recuerdo la última vez que fui al doctor, y le hablé de mi problema. Fue hace tres años y era un cubano; "eso no es nada", me dijo. Eso sí que es acto poético.

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