Carta
Hoy te quiero escribir una carta. Una carta que hable del deseo de llegar a casa. El deseo de tomar mi desayuno al frente de un televisor. Que no es el deseo por llegar a casa corriente, ese de la filosofía, o de escribir un poema con métrica. Es el deseo de llegar a casa para no pensar en nada durante un largo rato. Es el deseo de que me cuenten cosas por la tele, de ver las noticias, de ponerme a pensar y darme cuenta que pienso, y que ese pensar no es una decisión que provenga de un pensar.
Hoy te quiero escribir una carta. Una carta sin un discurso que domine el mensaje. Un discurso que contenga esperanza, la esperanza de enfrentar las debilidades intelectuales con una botella de alcohol. Y romperla y amenazarte con enojarme contigo. Y enojarme, y quedarme solo para volver muy luego y pedirte disculpas. Una carta que entiendas políticamente, y que políticamente la rechaces. Como la lectura que hizo José Miguel Insulza a la carta del Tila. El Tila tenía esa esperanza, la esperanza de que Don José pudiera mirarle un poco la humanidad, como quien observa lo que se cuece en la holla, de que mirara para adentro y que por lo menos leyera en los ojos de ese niño el ladrillo caliente en que lo sentaban a poto pelado. Pero Don José leyo esa carta y lo entendió políticamente. Y se fue raudo con la empanada en la boca, a medio comer. Y nos trajo al tatita.
Hoy te quiero escribir una carta. La carta manuscrita de peor letra. Una carta firmada con seudónimo. Una carta de papel roneo manchada con paté y aceite. Una carta que sea el show de un mimo cuya blancura del maquillaje no resista el color moreno de la piel, y que produzca verguenza. Una carta de mí hacia ti. Con mucho cariño, leo.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home