La más clara demostración de que la postmodernidad es una teoría falsa es ver a Cachureos en la Red.

Asumiendo que la postmodernidad además de supuestos epistemológicos implica una concepción de lo cultural desde lo fragmentario, lo carente de esencias, lo centrado netamente en el significante, lo particularista, sostengo que Cachureos en la Red es:

1.- Una expresión de la lucha de clases, una constancia histórica de la caída de un modelo noventero de reconciliación nacional. Una constancia de la deslegitimación tanto del discurso ciudadano como de la conciliación al apostar a un publico acotado

2.- La pervivencia de un modelo televisivo pasatista que hace alianza con un sector de clase del cual no se puede desligar porque las contradicciones políticas ya son patentes

3.- Está en el mismo canal de telediario, programa que tiene un concepto de opinión publica basada en preguntas cerradas tipo "estudiantes que se manifiestan: ¿terroristas o resentidos sociales? Si el pensamiento oficial único es acotado, la versión de clase de la Red es mucho más acotada

4.- tambien dentro de la misma creación artística cabe destacar que siguen cantando las mismas canciones del cachureos de nuestra infancia sumadas a un par de canciones nuevas: el contraste entre ambas épocas es evidente. Por ejemplo hay una canción que se llama "internet" que plantea ser una crítica pero el único planteamiento es "prefiero salir a jugar"; apelando a una demonización propia del discurso Opus Dei y el discurso de la dictadura, basada en rangos acotados de pensamiento, lejano a esa escuela de pensamiento crítico y revolucionario que fue por ejemplo, pipiripao de Roberto Nicolini

5.- además Marcelo le grita a los niños

Pablo Yañez



Siguiendo la línea de este apronte al estudio de la influencia de los programas infantiles en la mente de los niños, haciéndolos a estos participes de la óptica que demuestra que la posmodernidad es una teoría falsa , sin duda es posible reafirmar los postulados precedentes acudiendo en primera instancia a la contraposición de este programa con respecto al Profesor Rossa, o de qué manera el diálogo entre Pin Pon y La casa encantada pudo haber aterrizado en un cambio de brújula positivo al apostar a un público acotado.
Antes que nada considero necesario analizar de forma crítica las contradicciones que subyacen a las primeras traslaciones de la lingúistica acometidas por el Señor Lápiz durante la decada de los noventa. Si comparamos el lenguaje del sílbido y el dibujo en las hojas blancas como dos sistemas de comunicación simbólica donde se intercambian maneras dialógicas, llegamos a la inevitable diferencia que se da entre la infinita posibilidad de reutilizar libremente cada signo ya empleado en el acto de descubrir el dibujo, con la generalmente acción vinculante y limitada que implica por ejemplo llegar a entender al personaje y sus aspavientos. No obstante, a diferencia de la gratuidad de la palabra y de su libre intercambio tenemos la contradicción antiposmoderna de hacer lectura al personaje del Señor Lápiz ateniéndonos a su calidad de Lápiz que hace sus dibujos con plumón. En este sentido, se levanta la concepción del lenguaje como una entidad posterior e interior a la conciencia y a la voluntad de cualquier sujeto hablante. A tal punto de actuar como punto de fuga y de debilitamiento del lenguaje y su función extrapolable. Con ello se consigue impedir la atenuación de la verdad. Sin embargo, a la par del proyecto conciente e intencionado del Señor Lápiz, concurre la adjudicación del "grito el grito el grito" de Marcelo como la posibilidad de ser un paradigma móvil aprovechándose de su condición de conductor y persona que le grita a los niños. La enmarcación necesaria para identificar la impronta de la postmodernidad como una teoría falsa, en este sentido, es la conjugación de triangulo equilibrado entre la potencia de Marcelo, el Señor Lápiz y otro personaje que engloba a estos por todo lo que representa ser el más querido por los niños, me refiero a Epidemia. Además de ser caracterizado con la cima de lo antiposmoderno: no se baña. A esto le sigue la praxis histórica de presentarse como un antimodelo que lleva al estancamiento y disolución de las formas educadores musicales que primaron en los ochenta evidenciando el decrecimiento de las enseñanza de todas las aptitudes sociales convencionalmente aceptadas de las conciones de Mazapán. O si tomamos al muñeco Flopp como un ejemplo de la renovación de las parrillas programáticas de todos aquellos que, volviendo del exilio, se arrimaron laboralmente al sector de la publicidad, no es menos cierto que la pugna entre la emisión de programas con público muy acotado y la degradación de los personajes de Marcelo debido al intercambio generacional es necesaria una de la otra. Reciprocidad que resulta, en consecuencia, de canales de televisión cuya ideología parasita del modelo hegemónico pero que, no obstante, son independientes del receptor final, el cual adopta el mensaje doblemente acotado y, podría decirse, purificado de la vergonzosa negación de toda existencia o noción de verdad.


L.M.